viernes, marzo 21, 2008

Suerte

Tenía el arma en la mano, ¿porqué un arma? ¿Porqué no desde el balcón? Pero no era eso lo que pensaba. Quizás no era el medio lo importante. Acaso cualquier desamor, cualquier pérdida no debería impulsar a cometer semejante hecho. Tenía días pensándolo pero no encontraba las respuestas que quería.
Ubicado frente al escritorio no pensaba dejar cualquier nota, era algo sin explicación lógica para cualquiera que la hallara, no era algo que se pudiera explicar ni tampoco lo quería hacer. La oscuridad del cuarto era aplacada por unos hilos de luz que se filtraban por las rendijas que dejaba la persiana. Era lo único que tenía, el resto lo había perdido todo.
El silencio deja paso a un timbre que resuena. ¿Para qué atender? Era acaso lo último que haría. Y la solución se hallaba del otro lado del auricular. Esa cara mustia que había tenido los últimos días se había encendido. Dio un respingo desde la silla que lo hizo tirar al suelo el vaso con agua, grata suerte que no se rompió, tal vez una señal. El charco de agua quedó sobre las baldosas pero eso ya no importaba. Raudo se puso el abrigo para salir, cuando suena el teléfono nuevamente, se deshace de sus pasos y va rápidamente a contestar, pero el traicionero charco lo hace resbalar y con el borde del escritorio se pega en la nuca. El charco de agua se cubre de rojo. El arma estaba intacta.

2 comentarios:

m. dijo...

ja muy bueno me gustó. ¿la mano de dios?

Damián dijo...

No, dios no tiene mano, no se puede comprobar...
Ciencia vs Religión, se decreta que la ciencia no se puede acercar a menos de 100 metros de la Religión (Juez de los Simpsons)