domingo, junio 29, 2008

Catherine Crowe La Casa B... en Camden-Hill

Catherine Crowe (1800 - 1876)
Borough Green, Kent, Inglaterra
La casa que habitaba el matrimonio B... en Camden-Hill no tenía nada de particular, salvo su gran número de habitaciones, todas ellas igualmente confortables.
El señor y la señora B... la había alquilado por un precio razonable a un hombre de negocios de Temple, con la intención de convertirla en una pensión, donde pudieran alojarse modestos funcionarios o empleados de la vecindad.
Al principio, gracias a sus económicas tarifas, el negocio prosperó, pero un buen día un joven empleado llamado Rose se marchó bruscamente alegando que su habitación estaba embrujada.
Los esposos B... jamás habían ocupado aquella habitación, una sala espaciosa que daba al jardín. De este modo, antes de volverla a alquilar, decidieron comprobar por sí mismos lo que ocurría en ella.
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Desde la primera noche debieron reconocer que Rose no había mentido.
Entre la una y las dos de la madrugada, la señora B... fue despertada por un extraño ruido, "como el de un enorme gato haciéndose la manicura sobre el parquet".
Casi al mismo tiempo, su marido también se despertó y los dos escucharon en silencio como el extraño ruido aumentaba, y luego disminuía en intensidad, como si su misterioso autor se acercara y alejara alternativamente de la cama.
Al fin, el señor B... no pudo más y gritó:
- ¿Quién sois y qué hacéis aquí?
El ruido cesó, pero un segundo después, fueron arrastrados violentamente los cubrecamas y las sábanas.
La señora B... encendió el mechero y alumbró una vela que guardaba cerca de sí. En la habitación no había nada insólito, y sin embargo, no hubo manera de encontrar las sábanas y los cubrecamas.
Se levantaron, cerraron la habitación con llave y se fueron a pasar el resto de la noche en su dormitorio.
A la mañana siguiente, volvieron a la habitación de Rose y encontraron las sábanas y los cubrecamas hechos un ovillo encima de la cama; los cubrecama, de gruesa lana, estaban intactos, pero las sábanas estaban completamente hechas jirones.
La señora B... se negó a repetir la experiencia, pero su esposo se obstinó en ello y a la noche siguiente volvió a instalarse en la habitación embrujada.
Esta vez mantuvo una linterna encendida en la cabecera de la cama.
Tardó mucho en dormirse, pero cuando empezaba a vencerlo el sueño, fue sobresaltado por el mismo ruido de la noche anterior.
El señor B... se incorporó y vio a la luz de la lamparilla a un viejecito de aspecto miserable, escasamente vestido, de pie en el centro de la habitación. Llevaba un curioso casquete de piel de gato y contemplaba al durmiente con manifiesta desconfianza.
Pese a estar bastante asustado, el señor B... preguntó al misterioso intruso cuáles eran sus intenciones. Por toda respuesta, éste empezó a resoplar como un gato encolerizado e intentó agarrar las sábanas.
Entonces el señor B... se dio cuenta de que sus manos descarnadas eran extraordinariamente largas y que terminaban en desmesuradas uñas.
Por casualidad el señor B... había puesto a su alcance una caña de junco, la tomó y con ella intentó pegarle al visitante nocturno.
No encontró resistencia alguna y el junco atravesó el cuerpo del viejecito como si fuera de humo.
Entonces el fantasma retrocedió, profiriendo gestos de amenaza y hundiéndose en la pared, despareció. La noche terminó tranquilamente.
Los esposos B... sacaron los muebles de la habitación y la cerraron. El fantasma no truncó la paz de ninguna de las otras habitaciones.
Pero aproximadamente dos años más tarde el matrimonio B... habló del extraño suceso a uno de sus primos, un marino de Kingston, que había venido a visitarles.
El marinero era un hombre robusto y de un sólido sentido común; por cortesía no quiso poner en duda las afirmaciones de sus primos, pero decidió pasar la noche en la habitación embrujada.
Con este fin, la amueblaron con una pequeña cama de campo, una mesita de luz y una silla, y colocaron una lámpara encendida en la consola de la chimenea.
El marinero tardó muy poco en dormirse pues no creía en historias de fantasmas.
Había cerrado su habitación con llave e incluso había asegurado la puerta con un sólido cerrojo provisional.
Entre la una y las dos de la madrugada, fue despertado por una fuerte sacudida en su cama y vio al viejecito del casquete de piel de gato que le observaba encolerizado.
Cuando el marino se disponía a levantarse, el fantasma retrocedió, resoplando como un gato furioso y desapareció. Luego se oyeron muchos golpes de gran violencia contra o dentro de los muros y un enorme trozo de yeso se desprendió del techo. Pero el espectro no volvió a aparecer.
Poco después los esposos B... se marcharon de Londres para establecerse en Kingston y no se supo más de la casa de Camden-Hill.

jueves, junio 26, 2008

100 días

¿No habrá que cortar el puente 100 días y no unas horas para que haya justicia?
Imagen: http://www.masacredeavellaneda.org/

viernes, junio 20, 2008

Es lo que hay



La teoría de los dos demonios...

domingo, junio 15, 2008

Feliz cumpleaños

14 de Junio de 1928, Rosario, Argentina.
8 de Octubre de 1967, Higuera, Bolivia.

"He nacido en la Argentina; no es un secreto para nadie. Soy cubano y también soy argentino y, si no se ofenden las ilustrísimas señorías de Latinoamérica, me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie."

viernes, junio 13, 2008

Día Nacional del Escritor


Es difícil no olvidar porqué se celebra este día, ¿cuál es el motivo de la fecha elegida?. El 13 de Junio de 1874 nacía Leopoldo Lugones, quizás la figura mas controvertida de las letras criollas. De anarquista, luego socialista (donde se une al grupo de pensamiento socialista junto a José Ingenieros y Roberto Payró , entre otros), pasando por su etapa nacionalista hasta defender el golpe de Uriburu sosteniendo ideas conservadoras y convertirse luego en un ferviente defensor de los ideales fascistas. Particularmente me atraen los primeros escritos, más cercanos al simbolismo francés y los escritos del periódico anarquista El Pensamiento Libre o en el semanario socialista La Vanguardia. Pero la fogosidad se iría apagando y sus ideas de libertad pronto cambiarían a un pensamiento más conservador, así como también poco a poco su ideario literario. Muere suicidándose con una mezcla de whisky y cianuro en 1938. Dejo un testimonio de su obra y felicidad a todos aquellos que intentan, lográndolo o no, expresar en papel sus ideas, razones y sentimientos.



Delectación Amorosa

(1874)


La tarde, con ligera pincelada
que iluminó la paz de nuestro asilo,
apuntó en su matiz crisoberilo
una sutil decoración morada.

Surgió enorme la luna en la enramada;
las hojas agravaban su sigilo,
y una araña en la punta de su hilo,
tejía sobre el astro, hipnotizada.

Poblóse de murciélagos el combo
cielo, a manera de chinesco biombo;
tus rodillas exangües sobre el plinto

manifestaban la delicia inerte,
y a nuestros pies un río de jacinto
corría sin rumor hacia la muerte

lunes, junio 09, 2008

Levantamiento del 9 de Junio de 1956


El 9 de junio de 1956 los generales Tanco y Valle se sublevaron contra el gobierno de facto que había destituido a Perón en setiembre de 1955. El levantamiento fue reprimido brutal e ilegalmente.Hubo muchos muertos, de los cuales sólo siete cayeron en acción. En los basurales de José León Suárez, un grupo de civiles –algunos de ellos relacionados vagamente con la conspiración; el resto, ajeno por completo a ella– fueron masacrados antes incluso de que fuera dictada la ley marcial. Unos pocos lograron escapar de la muerte, a duras penas. En 1957, Rodolfo Walsh emprendió la investigación de estos hechos, cuyos resultados publicó en forma de notas en el diario "Mayoría" y, poco después, como libro.


EL TIEMPO SE DETIENE

Horacio di Chiano no se mueve. Está tendido de boca, los brazos flexionados a los flancos, las manos apoyadas en el suelo a la altura de los hombros. Por un milagro no se le han roto los anteojos que lleva puestos. Ha oído todo –los tiros, los gritos– y ya no piensa. Su cuerpo es territorio del miedo que le penetra hasta los huesos: todos los tejidos saturados de miedo, en cada célula la gota pesada del miedo. No moverse. En estas dos palabras se condensa cuanta sabiduría puede atesorar la humanidad. Nada existe fuera de ese instinto ancestral.¿Cuánto tiempo hace que está así, como muerto? Ya no lo sabe. No lo sabrá nunca. Sólo recuerda que en cierto momento oyó las campanas de una capilla próxima. ¿Seis, siete campanadas? Imposible decirlo. Acaso eran soñados aquellos sones lentos, dulces y tristes que misteriosamente bajaban de las tinieblas.A su alrededor se dilatan infinitamente los ecos de la espantosa carnicería, las corridas de los prisioneros y los vigilantes, las detonaciones que enloquecen el aire y reverberan en los montes y caseríos más cercanos, el gorgoteo de los moribundos.Por fin, silencio.

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Luego el rugido de un motor. La camioneta se pone en marcha. Se para. Un tiro. Silencio otra vez. Torna a zumbar el motor en una minuciosa pesadilla de marchas y contramarchas.* En lo que respecta a Díaz... los deponentes no recuerdan en qué momento bajó, pero lo cierto es que cuando ellos lo hicieron, Díaz ya no estaba en el camión; es muy posible que... en un descuido de los agentes haya bajado..." Declaración conjunta de Benavídez y Troxler.Don Horacio comprende, en un destello de lucidez. El tiro de gracia. Están recorriendo cuerpo por cuerpo y ultimando a los que dan señales de vida. Y ahora...Sí, ahora le toca a él. La camioneta se acerca. El suelo, bajo los anteojos de don Horacio, desaparece en incandescencias de tiza. Lo están alumbrando, le están apuntando. No los ve, pero sabe que le apuntan a la nuca.Esperan un movimiento. Tal vez ni eso. Tal vez le tiren lo mismo. Tal vez les extrañe justamente que no se mueva. Tal vez descubran lo que es evidente, que no está herido, que de ninguna parte le brota sangre. Una náusea espantosa le surge del estómago. Alcanza a estrangularla en los labios. Quisiera gritar. Una parte de su cuerpo –las muñecas apoyadas como palancas en el suelo, las rodillas, las puntas de los pies– quisiera escapar enloquecida. Otra –la cabeza, la nuca– le repite: no moverse, no respirar.¿Cómo hace para quedarse quieto, para contener el aliento, para no toser, para no aullar de miedo?Pero no se mueve. El reflector tampoco. Lo custodia, lo vigila, como en un juego de paciencia. Nadie habla en el semicírculo de fusiles que lo rodea. Pero nadie tira. Y así transcurren segundos, minutos, años...Y el tiro no llega.Cuando oye nuevamente el motor, cuando desaparece la luz, cuando sabe que se alejan, don Horacio empieza a respirar, despacio, despacio, como si estuviera aprendiendo a hacerlo por primera vez.Más cerca de la ruta pavimentada, Livraga también se ha quedado quieto, pero infortunadamente para él, en una posición distinta. Está caído de espaldas, cara al cielo, con el brazo derecho estirado hacia atrás y la barbilla apoyada en el hombro...Además de oír, él ve mucho de lo que pasa: los fogonazos de los tiros, los vigilantes que corren, la exótica contradanza de la camioneta que ahora retrocede despacio en dirección al camino. Los faros empiezan a virar a la izquierda, hacia donde él está. Cierra los ojos.De pronto siente un irresistible escozor en los párpados, un cosquilleo caliente. Una luz anaranjada en la que bailan fantásticas figuritas violáceas le penetra la cuenca de los ojos. Por un reflejo que no puede impedir, parpadea bajo el chorro vivísimo de luz. Fulmínea brota la orden: –¡Dale a ése, que todavía respira! Oye tres explosiones a quemarropa. Con la primera brota un surtidor de polvo junto a su cabeza. Luego siente un dolor lacerante en la cara y la boca se le llena de sangre.Los vigilantes no se agachan para comprobar su muerte. Les basta ver ese rostro partido y ensangrentado. Y se van creyendo que le han dado el tiro de gracia. No saben que ése (y otro que le dio en el brazo) son los primeros balazos que le aciertan. El fúnebre carro de asalto y la camioneta de Rodríguez Moreno se alejan por donde vinieron.La "Operación Masacre" ha concluido.

Capítulo 24 del libro "Operación Masacre" de Rodolfo Walsh.

domingo, junio 08, 2008

Festejo doble


Había prometido allá por el comienzo de los 90; M, Plantágrido, Rizzi, Pituco saben de esto; con el furor del champagne, que una botella era reservada exclusivamente cuando nos abandonara una persona (la verdad que la lista podría ser inmensa, pero a este sujeto le había tomado cierta bronca especial en la época de privatizaciones). Esperé hasta hoy para también agregarla al festejo del campeonato. Salud por estos dos hechos.

jueves, junio 05, 2008

El loco de Hieronymus Bosch

Extracción de la piedra de la locura
Museo del Prado, Madrid

domingo, junio 01, 2008

Marilyn


Nace Norma Jeane Mortenson (Marilyn Monroe) en 1926.
Continúan los festejos, regalo por el segundo aniversario...