Según Friedrich Katz, profesor de historia latinoamericana de la Universidad de Chicago, precisa en su obra "The Life and Times of Pancho Villa", que el ataque a Colombus fue y sigue siendo el único caso de una fuerza militar extranjera que haya atacado territorio continental en Estados Unidos desde la guerra británica - estadounidense de 1812. Este se produjo el 9 de marzo de 1916.
Francisco Villa atacó Colombus movido por la venganza. Culpó a Estados Unidos de su derrota en la región de Agua Prieta al permitir el paso a las fuerzas de Carranza por territorio Norteamericano. También le acusó de haberle enviado armas y municiones defectuosas. Y "la gota que pudo haber sido el derrame" fue un acto tan deliberado y horrendo de los norteamericanos al haber bañado con petróleo y quemar vivos a veinte mexicanos que se encontraban encarcelados por diversos motivos en prisiones de Estados Unidos.
Villa atacó la madrugada del 9 de marzo tomando por sorpresa a toda la población, el pánico se apoderó de los vecinos cuando una columna villista irrumpió a galope gritando ¡Viva Villa! ¡Viva México!
Villa se retiró a las montañas de Chihuahua, allí tuvo que afrontar las mayores dificultades desde que eligió el destino de revolucionario. Más de cinco mil estadounidenses habían entrado en México con el fin de capturarlo; estaban equipados con una tecnología moderna a la que no tenían acceso ni él ni sus enemigos mexicanos. Un escuadrón de aviones volaba sobre las laderas de las montañas y sobre los desiertos tratando de localizarlo, pero el accidentado terreno en la extensa sierra madre occidental que atraviesa el estado de Chihuahua fue su mejor aliado.
El General Pershing de EEUU estaba al mando de otra poderosa columna integrada por diez mil hombres y traía consigo el apoyo de la artillería pesada. “En jaula de hierro nos vamos a llevar a este asesino”, dijo. Sin embargo, a pesar de que sus tropas expedicionarias recorrieron durante casi un año todos los lugares en los que supusieron estaba su enemigo, nunca pudieron capturarlo. Durante su búsqueda, Pershing encontró varias tumbas con la siguiente lápida: Aquí yace Pancho Villa, pero sin nadie adentro. Rascó, escarbó y no encontró más que serpientes, tarántulas, lagartijas y piedras. A pesar de que sus soldados golpeaban a campesinos mexicanos, los amenazaban o les ofrecían todo el oro del mundo en recompensa, estos siempre le dieron pistas falsas. Al cabo de once meses, Pershing regresó a EEUU con su caravana de soldados, hartos de respirar polvo y recibir pedradas y mentiras en cada pueblito del cascajoso desierto. En esa procesión de humillados se encontraban dos jóvenes tenientes recién salidos de West Point, que después serían célebres, como el propio Pershing: éste, en la Primera Guerra Mundial, y los otros dos, Dwight J. Eisenhower y George Patton, en la Segunda Guerra Mundial. Einsehower sería presidente de EEUU. Patton escupiría el suelo de “este país ignorante y salvaje”. Por su parte, al contemplar la retirada desde lo alto de una loma, Pancho Villa exclamaría: ”Vinieron como águilas y se van como gallinas mojadas”.
Fuentes: www.personal.able.es, Historia Universal Sol.